Partir la siembra en un ambiente controlado en almácigos puede garantizar una producción exitosa. Nos permite sembrar continuamente y alargar la temporada.

Iniciar una producción desde su semilla es una sensación única, pero no es tan sencillo como suena.

Para abrir esta temporada:

Humedezca previamente el sustrato donde germinarán las semillas con agua hirviendo.

Lo más probable es que estos sustratos hayan estado en los estantes de las tiendas o en su casa durante un largo tiempo, lo que puede provocar que huevos de mosquitos u hongos. Estos pequeños mosquitos pueden ser plagas problemáticas que causan daños a las plántulas cuando empiecen a crecer.

Al agregar agua hirviendo a la mezcla inicial de semillas y dejar que se enfríe antes de plantar, la tierra se esteriliza, eliminando estos posibles mosquitos.

Un truco para que las semillas germinen es mantenerlas a mayor temperatura, esto acelerará el proceso. Cada semilla tiene su temperatura ideal de germinación, que puede leerse en el envase cuando uno las compra.

Luego de que germinan hay que ir aclimatándolas de a poco para que resistan en un futuro el trasplante en el exterior.

Una opción casera para crear este ambiente cálido puede ser con vasos plásticos (aprovechamos de darles un nuevo uso), hacerles hoyos en el fondo para el drenaje, colocar el sustrato y luego la semilla, humedecer y tapar con film plástico o similar. Retire las envolturas de plástico de los vasos tan pronto como vea que las semillas han brotado.

Finalmente, para potenciar los plantines, corte y deje solo una plántula por contenedor. Obsérvelas y deje la que se vea más fuerte para que continúe creciendo con todos los recursos.

Otra opción es separar las plántulas es etapa temprana y trasplantarlas a macetas individuales.

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